“En la Base Naval la habían pasado peor que en
La Cacha”
“Estoy muy orgullosa de los 30 mil desaparecidos que
lucharon por sus ideales, sin embargo ellos se esconden”, concluyó su
testimonio Irene Delfina Molinari en referencia a los represores que están
siendo juzgados por los crímenes cometidos en la Base Naval de Mar del Plata.
Narró su secuestro y el de su pareja Marcos Daniel Chueque, que se encuentra
desaparecido.
“El 27 de junio del ’78 ingresaron seis o siete
personas armadas y de civil a mi domicilio. Golpean la puerta, le abro y me
llevan abruptamente a un sillón y me tapan con la toalla para que no les vea la
cara”, describió Irene. A los pocos minutos subió más gente con su pareja que había
sido interceptado antes de ingresar. ”Le pegan a mi marido, nos esposan, yo
entro en un Torino naranja y a él lo llevan en un Renault blanco”, detalló.
De ahí la trasladaron a la Base Naval, a la que
identificó cuando la liberaron (en el mismo vehículo) porque a las pocas
cuadras de recorrido reconoció el Parque San Martín. Allí fue interrogada sobre
su militancia y la de Marcos en Vanguardia Socialista y la de sus hermanos en
la Juventud Peronista. La hicieron desnudarse, la ataron a una mesa metálica y
le aplicaron picana eléctrica.
Antes de liberarla le dijeron que a su marido lo
iban a llevar a Buenos Aires pero nunca más supo sobre su paradero a pesar de
haber presentado dos habeas corpus que tuvieron la misma respuesta: “que no
tiene antecedentes y no está detenido”, afirmó Molinari.
La
Cacha
Por otra parte, María Laura Bretal prestó
declaración sobre su cautiverio en La Cacha, el ex centro clandestino de
detención que funcionó en ex dependencias de Radio Provincia, en la localidad
de Olmos, donde hubo un contingente de detenidos que habían sido trasladados
desde la Base Naval de Mar del Plata.
Cuando ella fue secuestrada el 3 de mayo de 1978, ya
se encontraban en el lugar Silvia Siscar (Anita), Lucía Perrier (Chispi), María
Baldassare (Angelita), Néstor Furrer, Jorge Aguilera, María Cristina García (la
gringa) y Walter Rosenfeld. Y en junio llegó Patricia Valera.
“Todos vinieron muy torturados de la Base Naval”,
aseguró Bretal. Y destacó que el que peor se encontraba era Walter:
“prácticamente no hablaba, estaba en unas condiciones terribles”, contó. Su
estado era tal que Raúl Bonafini y Carlos Leite lo llevaban al baño y le
ayudaban a comer.
En cuanto a las mujeres afirmó que “tenían
conjuntivitis por las vendas que le ponían en los ojos en la Base Naval”. Y
agregó que “la gringa vino de la Base abusada”.
“Decían que en la Base Naval la habían pasado peor
que en La Cacha”, aseguró Inés Paleo, que también compartió cautiverio con el
“contingente de Mar del Plata”. “En agosto los trasladaron y de ahí no supimos
más de ellos y la gringa se quedó hasta después que yo salí (el 15 de agosto)”,
aseveró.
Autor/fuente: Lisandro Contreras/ Juan Marco
Candeloro
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