“Yo en ese momento quería la muerte”
Tres testimonios de víctimas que estuvieron secuestradas en la Base Naval, trasladados al Faro, y vueltos al primer lugar para ser finalmente liberados. Sufrieron los mismos tratos, con torturas, golpes, picana y demás vejaciones. Enrique René Sánchez, Osvaldo Durán y Carlos Mujica fueron compañeros de cautiverio en el 76 junto a personas que, hasta hoy, siguen desaparecidas.
“Yo en ese momento quería la muerte”, confesó Enrique René Sánchez que no aguantaba más la tortura con picana “desde el talón hasta la oreja”, y recordó que le decían “que no iba a poder tener más relaciones mientras me pasaban la picana por los genitales”. A causa de los golpes que recibió en la cabeza perdió la audición de uno de sus oídos.
Cuando fue trasladado al centro clandestino de detención del Faro pudo comunicarse con otros secuestrados a los que identificó como Alejandro Sánchez, Carlos Mujica (también testigo), Julia García y Alberto Cortéz. Al volver a la Base Naval contó escuchar la voz de una “chica” que dijo llamarse Liliana Iorio, quien continúa desaparecida.
“Si está en la joda no lo busques más”
También brindó testimonio Osvaldo Durán que reconoció a las mismas personas secuestradas y contó el mismo procedimiento de tortura: “me picanearon en los genitales, las tetillas y las encías”, al tiempo que aseguró tener quemaduras de cigarrillos en su cuerpo.
También brindó testimonio Osvaldo Durán que reconoció a las mismas personas secuestradas y contó el mismo procedimiento de tortura: “me picanearon en los genitales, las tetillas y las encías”, al tiempo que aseguró tener quemaduras de cigarrillos en su cuerpo.
Como su padre era militar retirado, tuvo acceso a una reunión con el contralmirante Juan Carlos Malugani, jefe de la Base Naval, para averiguar sobre el paradero de su hijo. El represor reconoció que sabía dónde se encontraba Osvaldo, sin embargo le aseguró que “si está en la joda no lo busques más, si no está en nada yo te juro que va a aparecer”.
El testigo contó que durante sus días de cautiverio “me resultó muy perturbadora mentalmente la situación de privación”, y que por eso decidió fingir desmayos que le permitieron tener atención médica y ser liberado en la última oportunidad.
El secreto de sus ojos
En última instancia declaró Carlos Mujica, un testimonio en consonancia con los anteriores en cuanto a las torturas y el traslado de la Base Naval al Faro pero con más detalles sobre otros secuestrados. Como el caso de Ana Rosa Frigerio, a quien conocía como compañera de la facultad de agronomía y con quien tuvo contacto en los últimos días de detención.
“En un momento la identifiqué a Liliana Retegui- contó Mujica- Me sientan en la camilla, me sacan la capucha y ahí veo, en un agujero de una cortina pesada que iba del techo al piso, un ojo que no tuve dudas que era de ella”, afirmó.
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