Un ex conscripto confirmó que a los detenidos de la Base Naval se le vendaban los ojos y les ataban las manos, en su declaración durante la séptima audiencia del juicio que se le sigue a los represores de este ex centro clandestino de detención de Mar del Plata. Además dijo conocer al ex capitán de navío Justo Ignacio Ortíz y al ex contralmirante Roberto Luis Pertusio por sus altos rangos durante la dictadura cívico militar.
Juan José María Parietti comenzó el servicio militar el 21 de febrero del ’75 y debía concluir el mismo día pero del ’76, sin embargo se extendió hasta el 21 de mayo con la llegada del golpe. El 23 de marzo les avisaron que iban a quedar acuartelados. “Esa noche me dieron un permiso especial para salir a buscar ropa”, contó.
La noche del 24 viajaron a Miramar y tomaron el mando de la comisaría de esa ciudad los oficiales de marina que participaron del operativo. Allí llevaban gente detenida, según contó Parietti quien describió que “se le vendaban los ojos y se les ataban las manos”.
En cuanto a la Base Naval el ex conscripto recordó que una vez fue a llevarle algo a un compañero que estaba en el calabozo y que vio a una mujer de entre 25 y 30 años que tenía los ojos vendados. “La identificaban como ‘La India’”, narró.
Aseguró conocer a los represores Ortíz y Pertusio, e incluso contó que una vez “le tuvimos que hacer una custodia a Ortíz en un asado que tuvieron cerca de Miramar”.
Además brindó un amplio y completo testimonio Estela de Lacuadra, cuñada de un hermano de Raúl Bourg, quien contó detalladamente los secuestros de éste y su esposa Alicia Rodríguez en septiembre del ’77. Narró también una serie de secuestros que se relacionan entre sí y dan cuenta de la persecución a militantes políticos. Todos, según su testimonio, tenían afiliación al Movimiento Sindical de Base y al Partido Comunista Marxista Leninista (PCML).
Aunque aclaró que ella desconocía que los Bourg tuvieran alguna militancia, relacionó el secuestro de la pareja con un allanamiento en simultáneo que se dio en un campo de Corrientes donde un año antes habían estado Raúl y Alicia.
La amplia narración de Lacuadra provocó el enojo de Carlo Meira, abogado defensor de Alfredo Manuel Arrillaga, quien interpretó que la testigo se estaba desviando hacia otras causas.
0 comentarios:
Publicar un comentario